En México también ocurren tornados y para reconocerlos investigadores de la
Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM) crearon la primera base de
datos sobre estos fenómenos, cuya mayor incidencia se ha registrado en regiones
de Michoacán, Hidalgo, Tlaxcala, Coahuila y la Ciudad de México Afirmó la
geógrafa María Asunción Avendaño García.
El estudio, señaló, lo realizó junto con el investigador del Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Jesús Manuel
Macías Medrano, y se publicó en el documento llamado Tornados México, el cual
da cuenta de la presencia de esos fenómenos.
“Un tornado se define como una columna de aire que rota violentamente en
contacto con la superficie de la Tierra, por debajo de una nube cumuliforme (nube
aislada de base horizontal con desarrollo vertical y que adopta formas de
montañas de algodón), y a menudo (pero no siempre) visible como un embudo”,
explicó.
Precisó que, dependiendo de su origen, se pueden clasificar en dos tipos:
tornados superceldas, que se crean de una tormenta severa de larga duración
cuyo viento se encuentra en rotación, conocidos como mesociclón o supercelda. Y
las no superceldas o no mesociclón, que son generalmente menos severos y en
su mayoría se forman bajo nubes cumulus congestus.
Para medirlos existen las escalas Fujita Pearson, que considera las categorías
débil, fuerte y violenta, así como leve, moderado, significativo, severo, devastador
e increíble. Asimismo, la Fujita Mejorada, ofrece además detalles de los
indicadores de daño en las casas, instalaciones y edificios.
“En México han sucedido tornados supercelda y no supercelda, aunque son más
comunes estos últimos, que se ven a simple vista como una culebra o víbora que
va de la tierra a la atmósfera”, destacó.
Avendaño García documentó que comunidades prehispánicas de nuestro país y
grupos de campesinos actuales identifican estos fenómenos, dependiendo de su
intensidad y región, como culebras de aire o de agua; víboras de agua, granizo o
de aire; colas de nube; trombas y mangas de agua.
“El término de víbora proviene de la morfología que presenta el fenómeno
meteorológico, que suele ser parecido a la silueta de una víbora/serpiente
terrestre. De ahí el nombre, cuyo diámetro varía entre la base de la nube y la
superficie de la tierra”, señaló.